Hoy os presentamos una vivienda del ensanche de Valencia del año 1930. Con una distribución rectangular y elementos originales de baldosa hidráulica, molduras y puertas de madera con vidriera que hemos querido conservar para mantener el encanto original de esa época.
El suelo hidráulico, en particular, suele ser una joya arquitectónica que vale la pena restaurar y refleja el esplendor de la época modernista valenciana. Las reformas con recuperación de elementos originales, son una excelente manera de preservar el carácter y la historia de la propiedad y de la ciudad, al mismo tiempo que se moderniza para las necesidades actuales.
Los dormitorios se han mantenido en la fachada principal con balconeras con perfilería minimalista de aluminio. Están dotados de vidrios acústicos para conseguir un buen aislamiento. Para nosotros la luz natural en los dormitorios es crucial por el impacto que tiene tanto en la salud física y el bienestar emocional de las personas como en el ahorro energético.
En la cocina también hemos apostado por el pavimento hidráulico original. Con una paleta de colores en tonos claros que encaja muy bien con el conjunto. Para el mobiliario contamos con tiradores gola lacados en el mismo color que las puertas. Y la encimera y frente los hemos resuelto con Neolith. Un material de gran durabilidad y resistencia con el que hemos evitado las juntas.
En los baños también hemos recolocado el pavimento hidráulico de otras estancias y le hemos dado un tratamiento final de protección en acabado satinado. Dado que el pavimento tiene mucho protagonismo, en el revestimiento de las paredes hemos optado por un revestimiento blanco mate en formato 60×120 cm que potencia la luminosidad y da amplitud a los baños.
La carpintería ha jugado un papel fundamental en la reforma, aportando funcionalidad, estética y valor a los espacios. Un gran trabajo de carpintería de madera para recuperar las puertas originales de paso. Cuando visitamos la vivienda coincidimos con el cliente en que queríamos conservarlas ya que estaban en buen estado. Las puertas tenían muchas capas de pintura de color blanco, pero tras un exhaustivo trabajo de decapado, lijado, ajuste, sustitución de tapajuntas y pulimento, han quedado preciosas.
Y en salón y resto de estancias hemos incorporado una tarima de roble de Tilo con capa de madera natural para dar calidez a la vivienda.
En resumen, una reforma que nos encanta y donde la clave del éxito ha sido encontrar el equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo.
Fotografías: Fran Álvarez